¿Qué hay más típico que un plato de torrijas en Semana Santa?, aunque también puedes hacerlo cuando tengas una barra de pan asentado y quieras hacer cocina de aprovechamiento.

A mi me trae infinidad de recuerdos al ser mi abuela la primera en prepararlas llegando estas fechas y con lo que disfrutaba deleitarnos en las juntas familiares. Calientes o frías, no quedaba ninguna en el plato.
Para disponernos a su preparación primero hemos de tener preparados todos los ingredientes:
- 1 barra de pan asentado,
- ½ litro de leche,
- 2 huevos,
- Canela en rama y en polvo,
- La cáscara de 1 naranja y de 1 limón,
- 1 litro de aceite de oliva,
- Azúcar, puede ser blanca o morena.
Ponemos a calentar la leche con una cucharada de azúcar y un poco de canela en polvo para que se aromatice y coja sabor. Al tiempo ponemos a freír el aceite con una rama de canela y las cáscaras del limón y la naranja, éste se va a aromatizar y dar un sabor riquísimo a las torrijas, cuando las cáscaras empiecen a coger dorado se retiran junto a la canela.

Por otro lado, batimos los huevos y los reservamos en un bol donde poder dar la vuelta a la torrija. También cortamos la barra en rebanadas de un dedo y medio de grosor y preparamos en un plato aparte azúcar y canela.
Una vez todo preparado y la leche tibia, ésta se aparta en una fuente que de la altura de 3-4 cm.

Comenzamos remojando el pan en la leche, sin que este llegue a ablandarse. De aquí lo pasamos al huevo por ambas caras y directa a la sartén hasta que se dore por ambos lados.
Cuando ya está dorada la apartamos y dejamos escurrir el aceite, posteriormente las pasamos por el plato donde tenemos el azúcar con canela y ya tenemos preparada la delicia más dulce de Semana Santa.
