El 12 de Octubre, además del día de la Hispanidad, se celebra el Día Mundial de las Aves Migratorias. Y si hay un enclave natural, en la provincia de Ciudad Real, en el que podemos disfrutar de ellas, ese es el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.

Hace unos meses visitamos con la familia las Tablas de Daimiel (qué es también Reserva de la Biosfera) y la Laguna de Navaseca. Tuvimos que madrugar, eso sí, para que las horas centrales de calor del día no nos pillaran en el campo.
Estas horas menos de sueño tuvieron su recompensa pues pudimos ver el amanecer en el Parque Nacional, todo un espectáculo, y decir que no hay mejor fotografía que aquella que se queda grabada en tu memoria.

Al contrario de lo que nos esperábamos, nos encontramos bastante agua para ser el mes de octubre, pues la primavera estuvo cargada de lluvias. Como buena guía de este parque, tomé el itinerario amarillo para hacer con los niños, es circular, entretenido y con muchas historias que les cautivan. Lo primero que visitamos, en absoluto silencio, fue la Laguna de Aclimatación, una de las mejores opciones para disfrutar de las aves en un espacio controlado.

Ya en camino, comenzamos nuestro itinerario por una de las 5 islas que íbamos a atravesar, la «Entradilla», donde nos empapamos de la historia y características del parque. Pudimos también ver un par de guarderías de focha y pato colorado.

Una de las historias que más les cautivó a los niños, fue la de los antiguos habitantes de las Tablas y la Isla del Pan, se quedaron embelesados con las costumbres de los moradores de la Mancha, de las vacas nadadoras, los productos derivados de las plantas que nos rodeaban, …

Otro de los puntos más fantásticos de nuestra visita fue en el bosque de tarayes; allí con las historias de las “brujas” y el entorno que se crea parecía que nos habían transportado a un cuento, o incluso a la propia edad media.

Para terminar nuestra mañana cogimos el camino de la Laguna de Navaseca a través del camino de Villarrubia de los Ojos para ver los antiguos molinos y los ojillos del Guadiana. Una vez en Navaseca, el espectáculo de malvasías, flamencos y gaviotas reidoras era impresionante. Mirases donde mirases estabas rodeado de estas magníficas aves. Además, son varios los miradores que hay a lo largo del recorrido que te permiten disfrutar de la laguna, tener un momento de calma y contemplar este magnífico espectáculo en plena Mancha.

Mis hijos vinieron empapados de concienciación sobre el cuidado del agua y el medio ambiente, con un recuerdo de por vida de la malvasía y los flamencos en sus cabezas, y con un respeto y conocimiento hacia las costumbres y trabajos de antaño en nuestras tierras. Porque las Tablas de Daimiel y la Laguna de Navaseca bien merecen una visita.